miércoles, 15 de octubre de 2014

Mi tormento... y mi paz...

Verlo... y que el sol salga entre las nubes que presagian tormenta... Sonreír, aún sin querer... Pensar "es un loco", de esos locos lindos que te abrillantan la vida... Quedar encantada con su imagen y decirte "no sé si es que lo veo con ojos de amor, pero para mí es lindo"... No sé cuánto lo amo, solo sé que lo amo... y que haría casi cualquier cosa por él... Hasta matarlo... a besos. Me roba la calma en todos los sentidos... -me hace rabiar con sus tonterías; me hace llorar de tristeza con sus agravios -reales o inventados por mis anhelos frustrados-... me hace llorar de amor y por amor...-, pero con solo una sonrisa me la devuelve en un segundo...

domingo, 30 de octubre de 2011

El tiempo que me falta...

Quiero más tiempo para leer, muchísimo más para escribir todo lo que tengo que escribir, en muchos casos, para terminar de escribir lo comenzado y que duerme un sueño de “no olvido” en alguna gaveta... y que no termina de ser recordado y por recordado, concluido. Más tiempo para mi jardín, ese que un día comencé y por el que compré una casa, quería un jardín grande, pero, por males del cuerpo, lo descuidé y no he vuelto a atender; más tiempo para hacer pasteles, mejorar lo aprendido de mi madre o seguir inventando sobre lo aprendido, porque nunca me ajusto a las recetas; más tiempo para charlar, para tomarme un café; para caminar, tomar fotos, dibujar, quizás pintar... mirar el mar, al que le tengo miedo, pero me encanta; tiempo para reunirme con una de esas amigas a las que llamo amigas y quiero como amigas, pero nunca hemos tenido tiempo de compartir lo que comparten las amigas; tiempo para “desrrecorrer” mis pasos hasta mis lugares de infancia, abrazar a los que amo -y visitar las tumbas de quienes ya se han ido; tiempo para hablar de mi madre, escribir sobre ella, como la recuerdo... o sobre cómo me hubiera gustado que fuera; tiempo para la gente que amo y que me ama, la que sé que me ama; tiempo para jugar con mi perra; tiempo para vivir las cosas simples de la vida, sin sentirme mediocre o simple por gozarlas... y gozarlas de tal manera que sienta que no necesito nada más... excepto de vez en cuando algún lujito de primeros días de quincena... pero... no sé, me falta tiempo... o me sobran propósitos...

domingo, 29 de junio de 2008

Es el dolor que pasa

Se lleva de la mano el recuerdo que hiere, horas interminables de llanto e inmensa tristeza, pero no el amor... es el dolor que pasa...
¿El amor?, queda, allí... en aquel rincón, entre asustado y travieso, esperando poder salir... otra vez.
El dolor... que comienza a convertirse en dulce nostalgia de lo que pudo ser... pasa... deja la sensación de que la ausencia es por excusas para rechazar el amor que se ofreció en abundancia, como agua clara de un manantial inagotable...
Queda un gran vacío, miedo... pero el dolor... pasa. ¿El amor?... ha vuelto a quedar sin rostro, sin voz, sin sabor, sin olor, sin color... sin calor... sin sonrisa, sin unos ojos en los cuales reflejarse, sin piel donde impregnarse, pero sigue allí... haciéndome sentir viva, que tengo sangre caliente en mis venas... mujer...

jueves, 15 de mayo de 2008

El amor del resto de mi vida

(Una carta para TI, con una declaración de amor)

Amor:

Eres tú ese hombre con quien, simple y llanamente, quiero compartir el resto de mi vida. No tuve la buena estrella de encontrarte al inicio de mi camino, cuando llena de ilusiones despertaba cada día con la esperanza de descubrir el amor de mi vida; cuando no sabía nada de vivir; cuando casi todas las páginas de mi bitácora estaban en blanco, muchas, si acaso, con un inmenso signo de interrogación; cuando ni siquiera tenía planes, porque todo era un sueño, ilusión.
Hoy, después de casi cinco décadas vividas, llegas tú, y le das un nuevo sentido al amor eterno, al amor de siempre, al amor para siempre, pues serás el amor del resto de mi vida. Y no depende de que quieras serlo, es... mi elección, la tuya... si quieres disfrutarlo; si quieres ser el galán de una mujer enamorada de tu compañía, de tu sonrisa, esa que das con recelo, y que al lograrse es casi un premio a la perseverancia. A todo lo que debo hacer para provocar una.
Somos polos opuestos, no solo por ser ‘él y ella’... Yo, un huracán en su escala más alta; tú, ese remanso de paz y... ¿ternura? que promete la delicia de despertares sosegados, de unos brazos amorosos y protectores en donde dejarme caer al final del día, fugitiva de todas mis pasiones y miedos.

¿Por qué tú?, es que también has cambiado el significado de besar, de abrazar, de mirar, de sentir, de experimentar, de explorar..., de compañía. Y aunque no eres lo que quiero ser, sí eres lo que quiero tener en mi vida..., por lo que me reste de ella...